Autor: Juan Carlos Flores López, Ph.D
Profesor Asociado y Jefe de la Unidad de Forestales
Depto. Ambiente y Desarrollo
Reserva Biológica Uyuca
La nueva realidad climática, manifestada en variaciones de lluvias y temperaturas, se debe principalmente a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Estos gases han aumentado la temperatura atmosférica y consecuentemente modificado los patrones climáticos a nivel mundial. En las regiones tropicales, esto se manifiesta con patrones erráticos durante el inicio y final de las épocas secas y lluviosas. Por lo tanto, se experimentan periodos secos más severos y lluvias más fuertes y prolongadas.
Uno de los gases que causa este calentamiento global es el dióxido de carbono (CO2). Este gas se produce principalmente por la quema de combustibles fósiles como la gasolina y el diésel, así como por la quema de materiales vegetales. En los países tropicales las quemas de los bosques son una de las principales causas de emisiones de CO2. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las emisiones debidas a los cambios en la cobertura forestal o deforestación pueden ser de hasta el 40% de las emisiones de CO2 en estos países.
Los árboles, durante su crecimiento, absorben CO2 de la atmósfera y liberan oxígeno (O2). Según investigaciones, 1 m3 de crecimiento de un árbol significa la captura de 0.7 tonelada de CO2. Esto depende de varios factores, la densidad de la madera es uno de los principales. La cuantificación del CO2 que un bosque puede fijar durante el crecimiento y su almacenamiento como madera es uno de los principales campos de estudio en las ciencias forestales, principalmente en las regiones tropicales.
ZAMORANO, a través del Departamento de Ambiente y Desarrollo ha conducido diferentes estudios para estimar la cantidad de carbono almacenado en los bosques de la institución. En 2015, el estudiante Diego Gudiel determinó la primera ecuación para calcular la biomasa aérea en los bosques de Pinus oocarpa en la región del Valle del Yeguare. En 2016, esta ecuación fue complementada por la estudiante Aurisbel Ávila, agregando la ecuación para la biomasa subterránea (raíces).
Reserva Biológica Uyuca
De acuerdo a estas investigaciones, en el bosque de Santa Inés, que cuenta con un área de 852 ha, se almacenan 41.5 mil toneladas de CO2. Como aporte ambiental de un país generador de oxígeno este valor de captura de dióxido de carbono representa que ZAMORANO recibiría alrededor de US$ 900 mil, de acuerdo al precio de la tonelada de CO2 en 2016. Sin embargo es importante destacar que, de acuerdo a las convenciones internacionales sobre cambio climático, lo que se compensa es el carbono capturado, por lo cual en este caso es importante estimar el crecimiento del bosque y determinar cuánto carbono se está reteniendo.
El crecimiento del bosque de Santa Inés se ha estimado mediante las prácticas de campo de los estudiantes de tercer año de ZAMORANO en el módulo de Ordenamiento Forestal, el cual está bajo la responsabilidad del Departamento de Ambiente y Desarrollo. Según estas estimaciones, el bosque crece en promedio 3 m3/ha/año, lo que representa US$ 29 mil dólares en las 852 ha de bosque en aporte por carbono capturado a precios de 2016.
Es importante destacar que los montos anteriores no incluyen los costos de monitoreo y verificación que contemplan estos mecanismos de compensación. Además, tampoco incluye los costos relacionados a la protección del bosque contra incendios, invasiones o cualquier actividad que fomente el cambio de cobertura.
Si a esta posibilidad de comercialización de CO2 se le suma el valor de la madera que se puede obtener del bosque bajo un manejo forestal responsable, los ingresos se modifican sustancialmente. En condiciones normales de mercado, fuera de este episodio de ataque del gorgojo en Honduras, el valor de la madera sería de US$ 130 mil anuales.
Debido a que la madera es la mejor forma de almacenar el CO2 por largo tiempo, la conservación y la protección de los bosques sumada al consumo de productos de madera en lugar de productos de plástico o de metal se vuelven medidas que fundamentalmente contribuyen a la captura de carbono atmosférico.
