Para las comunidades rurales guatemaltecas, ha impulsado tecnologías para el manejo de aguas residuales que se caracterizan por su alta eficiencia en la depuración y bajo costo de construcción, operación y mantenimiento. La tecnologías han impactado positivamente en más de 64,000 personas en la cuenca del lago de Atitlán y en más de 31,000 personas en la cuenca del río Naranjo.
Decidido a defender y proteger los recursos naturales de Guatemala mediante la ciencia y la investigación, Marvin Alfonso Romero Santizo, clase PIA 99, comenzó desde muy joven su formación en temas de medio ambiente y agronomía. Sus acciones en defensa de la naturaleza lo han convertido en el guardián del lago de Atitlán y su cuenca. Con sus investigaciones sentó las bases técnicas, sociales, económicas, jurídicas y políticas para el manejo adecuado y la conservación del lago; beneficiado directamente a unas 300,000 personas.
A sus 13 años y gracias a una beca que ganó siendo estudiante de la Escuela de Formación Agrícola de Sololá, su ciudad natal, visitó Zamorano junto a otros niños de su país. Tras recorrer las instalaciones, laboratorios, y ver a los estudiantes trabajando en el campo encontró a un conocido en el establo de ordeño quien les relató su experiencia. La historia de aquel conocido terminó de entusiasmarlo y desde entonces se propuso estudiar en la que es hoy su alma máter, meta que se hizo realidad en 1996 al convertirse oficialmente en estudiante de la que considera “una de las mejores universidades agrícolas del mundo”.
Reconoce que Zamorano ha tenido un gran impacto en su formación y vida profesional, al mostrarle que la educación es conciencia, transformación, evolución, sentido de vida y esperanza. El sistema formativo de alta exigencia académica lo hizo una persona íntegra, auto disciplinada y con el carácter para enfrentar los retos de la vida. Zamorano le enseñó la pasión por el trabajo, la investigación y las ciencias, le mostró que no puede haber ciencia sin compasión, que los conocimientos y la inteligencia deben ponerse al servicio de los demás.
“Valoro mucho la formación humana y de liderazgo recibida. Lo que más destaco es que me haya dado las herramientas para ser agente de cambio que procura permanentemente transformar la realidad en la que vivimos para bien de la sociedad. Zamorano me trató como un científico con el potencial de transformar realidades, y me lo creí, hoy uso la ciencia no solo para comprender y explicar el mundo que me rodea, sino para tratar de transformar, para bien, la sociedad en la que vivo, procurando siempre una mejora significativa en el bienestar y calidad de vida de los demás”, apuntó.
Para Romero el lema “Labor Omnia Vincit”, concentra la esencia zamorana, quedando grabado en su mente como una marca indeleble y en este se inspira permanentemente para conseguir sus metas, sus objetivos personales y profesionales. “Trabajar duro, con pasión, entrega y compromiso ha sido la clave para que hoy me encuentre en donde estoy, no valen los pretextos porque el trabajo todo lo vence”, agregó.
Dos décadas de aportes científicos a Guatemala
Como trabajador incansable su experiencia profesional de más de dos décadas lo ha encaminado a la conservación y protección medio ambiental de Guatemala. Dedicando 17 años de labores ad honorem al lago de Atitlán y su cuenca, reconocido desde la perspectiva hidrológica y económica, como el más importante de su país y entre los más significativos de la región mesoamericana. Durante ese periodo ha realizado investigación científica, diseño y generación de nuevas tecnologías para el manejo y tratamiento de aguas residuales y desechos sólidos del lago.
Sus estudios científicos en limnología, ecología, cambio climático y economía del lago de Atitlán se materializaron al fundamentar y sustentar el Acuerdo Gubernativo 78-2012 del Gobierno de Guatemala, una normativa enfocada al manejo de cuencas del país. Otro trabajo relevante ha sido la Valoración Económica del lago de Atitlán, modelo econométrico que ha permitido transformar la pérdida de bienestar que sufren las personas que viven en la cuenca y que son usarías del lago a un valor monetario anual que refleja el impacto de la contaminación sobre el lago. Entender de manera detallada el impacto social y económico producto de la contaminación, ha derivado en el desarrollo de políticas, estrategias, normas y acciones para la conservación, protección y resguardo del afluente.
Como investigador y científico, se enfoca además en el desarrollo de tecnología para la restauración ambiental de los ecosistemas degradados de la cuenca buscando un involucramiento activo de los ciudadanos. En 2014 fundó el movimiento ciudadano #AtitlanSano, logrando la participación permanentemente de 6,107 estudiantes voluntarios y unos 17,000 comunitarios. Desde este movimiento se promueven acciones de reforestación, conservación de suelos, educación ambiental y manejo de desechos.
“He decidido involucrarme en temas de medio ambiente, entendiendo que debemos de disfrutar de los servicios y beneficios que nos da la naturaleza pero con una relación de respeto y de cuidado hacia la misma, con el fin de que las nuevas generaciones tengan la posibilidad de vivir bien y de disfrutar los servicios y beneficios que nosotros disfrutamos hoy en día; además contar con una base de recursos naturales sana es clave para procurar el desarrollo de nuestras comunidades y nuestros países”, sostuvo.
¿Cómo enfrentar los retos ambientales pos Covid?
Aseguró que los retos ambientales pos Covid-19 deberán enfrentarse con decisión, pero sobre todo con mucho compromiso, ya que el cuidado y la protección del medio ambiente deben ser la nueva prioridad después de la pandemia. “Deben convertirse en el eje central de todo tipo de desarrollo y debe abordarse con seriedad desde el nivel familiar hasta el nacional y en el sector productivo desde la microempresa hasta las grandes empresas nacionales e internacionales. Necesitamos un cambio de paradigma, necesitamos ser una sociedad más madura, menos egoísta, más bondadosa, más empática, más solidaria, pero sobre todo más humana”.
“Hay un consenso a nivel científico que señala que a futuro la mejor vacuna contra nuevas enfermedades y pandemias será la preservación y protección de la naturaleza y sus ecosistemas. Es indudable que la salud del planeta y la salud humana están íntimamente interconectadas. Necesitamos volver de la pandemia con nuevos modelos de desarrollo que den al medio ambiente la importancia que en realidad tiene. Respecto al medio ambiente no debemos olvidar que tenemos un reto pendiente que es ingente o muy grande y de atención inmediata, el Cambio Climático Global, que requiere de una nueva forma de enfrentarnos a la realidad, pero sobre todo requiere del compromiso de transformar nuestra relación con nuestra casa, el planeta tierra”, concluyó.
Reconocimientos
Por su labor, Romero Santizo ha sido merecedor de diversos reconocimientos y galardones, entre estos: Innovación de Proyectos, por el diseño y construcción de la planta de tratamiento de las aguas residuales de Santa Cruz la Laguna, en Sololá, otorgado por la Asociación Internacional del Agua. Guatemalteco Ejemplar, distinción del Banco Industrial de Guatemala. Guatemalteco Ilustre en la categoría científica, otorgado por Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Guatemala y Seguros Universales. Su trabajo fue parte del Documental Patrimonio de la UNESCO, en reconocimiento a su labor permanente en la protección del lago de Atitlán y su aporte científico a las ciencias del agua. La Presidencia de la República de Guatemala, le concedió en el año 2018 la Medalla Presidencial del Medio Ambiente.