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Autores: Laura Ichazo, María León, Nora Montenegro, Gabriel Muñoz, Jennifer Portillo, Gilberto Sánchez, Elisa Solís, Andrea Zúniga, Ariana Muñoz, estudiantes del Departamento de Agroindustria Alimentaria,  y Dra. Adriana Hernández, profesora asociada ([email protected])

Introducción        

La obesidad es una de las enfermedades crónicas más comunes en esta época. No solamente está relacionada con un consumo excesivo de alimentos e inactividad física, sino también con los cambios culturales, sociales y demográficos (Majem, y otros, 2003). La cultura puede ser influenciada por cambios en la tecnología incluyendo los cambios en procesos de producción de comida y la influencia de los medios de comunicación como ser la televisión y las redes sociales. El aumento demográfico ha creado la necesidad de mejorar los procesos de producción y permitir el acceso a alimentos procesados que algunas veces son menos saludables. El autor Barry Popkin (https://zamorano.polyedra.mx/biblioteca/?p=3060) nos presenta en su  libro la comparación de los estilos de vida de hace 50 años con los de cinco familias de Estados Unidos, México e India en el 2009 para apreciar la evolución de la alimentación y nutrición de estas diferentes poblaciones.

Resumen

El inicio de la Revolución Industrial fue un factor clave para la reducción del hambre a nivel mundial. La introducción y adopción de nuevas tecnologías para el procesamiento de alimentos y su comercio hizo que surgieran nuestros estilos de vida. El marketing se ha enfocado en promover comidas ultra procesadas, llevándonos a modificar nuestra dieta. El consumidor desde la primera vez que visita locales de comida rápida, inicia una adaptación a porciones de comida más grandes y los niños se han acostumbrado al consumo de estos productos.

La alimentación fuera de casa acompañado de bebidas altas en calorías, ha incrementado los problemas de obesidad en países como México y Estados Unidos, con un consumo diario de 400 calorías/día por las bebidas. Un estudio realizado en jóvenes universitarios en la frontera entre México y EEUU demuestra el alto consumo de estos productos (Gómez, 2015).

En la actualidad el consumo de agua es más limitado debido que las actividades humanas han contaminado la mayoría de fuentes naturales. El precio del agua embotellada es igual al de una bebida azucarada y aun así las personas prefieren consumir una bebida dulce. También, este consumo desencadena la contaminación por los desechos que produce esta actividad. Cabe recalcar que el marketing que realizan las bebidas azucaradas es muy elevado, por tal motivo las empresas dueñas de productos como Coca-Cola, Red Bull, Rock Star y Monster están abarcando la mayoría de los mercados.

Al pasar de los años la tecnología ha ido evolucionando para minimizar tiempo en las actividades humanas. La tecnología ha influido en las personas de manera positiva y negativa. Los niños y jóvenes pasan gran parte del tiempo viendo televisión o en juegos de video y menos tiempo haciendo actividad física.  En los años 50 se invertía mucho tiempo en las actividades del hogar, por ejemplo se dedicaban dos horas en la preparación de comida. Ahora, las tareas de la casa se pueden hacer en menos tiempo debido al invento del microondas, lavadora, aspiradora, entre otros. La tecnología nos ha facilitado la vida, pero debemos movernos más para compensar toda la energía que nos ahorramos gracias a ella. La implementación de una dieta saludable y actividad física es importante para nuestra salud que está siendo afectada por nuestro estilo de vida actual.

En los años 60s el acceso a la comunicación y a los alimentos procesados era limitado; en la actualidad la tecnología y grandes supermercados como Walmart han superado esa limitante. El comercio mundial no es una transición nueva, pero ha significado un factor clave en el acceso a alimentos provenientes de otros países durante épocas secas. Los cambios en la conectividad son más rápidos y los movimientos de capitales, tecnologías y bienes han creado desequilibrios causando una epidemia de obesidad. Los principales pilares del cambio son: accesibilidad a los supermercados, aumento en la disponibilidad de aceites vegetales de bajo costo y los cambios en la producción. Los mercados de productos frescos están siendo reemplazados por multinacionales encargadas de comercializar productos procesados.

Antes era común observar en las zonas rurales y pobres de la India y de Estados Unidos, la desnutrición. Sin embargo, en los últimos años se ha desarrollado un fenómeno no esperado, el aumento en el porcentaje de obesidad en los países pobres. Algunos países en vías de desarrollo que tienen índices altos de obesidad son Egipto y México.  Los factores culturales y nivel de educación juegan un rol importante en este fenómeno, ya que las personas no conocen, creen y/o entienden las consecuencias de sus malos hábitos alimenticios y muchas veces los justifican con creencias y mitos. La obesidad también viene ligada con otros problemas, como la diabetes, que complicarán mucho más la posibilidad de que estas personas reciban una atención médica adecuada. Es necesario que estos países especialmente los pobres inviertan en educar e informar a sus ciudadanos sobre hábitos alimenticios y formas de vida saludable.

La industria alimentaria juega un papel relevante en cómo la nutrición es vista por la población. Por ello financian investigaciones sobre alimentación saludable a organismos como la Asociación Americana del Corazón, de la Diabetes y Dietética (AAD), la Fundación Clinton e Instituto Internacional de Ciencias de la Vida, originando sesgos a su beneficio. La AAD apoya el consumo del 25% de calorías provenientes de bebidas con edulcorantes mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) solo permite el 10%. Sin embargo, tener una dieta saludable ha entrado en auge y las mejoras nutricionales de los productos ahora sí se publicitan y hasta utilizan etiquetado nutricional frontal en los empaques (General Mills). Kraft dejó de anunciar ciertos productos a los niños, Disney renovó sus menús con frutas y vegetales, Starbucks creó el skinny latte y utiliza leche de 2% de grasa en sus productos. Aunque ya se iniciaron cambios importantes, las normativas de alimentos saludables deberían ser más estrictas y equitativas con las industrias.

Para controlar la obesidad, primero debemos observar lo que consumimos, luego analizarlo,  dejar de consumir alimentos altamente calóricos y aumentar el consumo de fibra. Al reducir las porciones estamos trabajando en la reducción de nuestro estómago, que combinado con actividad física, resultan en cambios muy favorables. Corea sobresale por el gran esfuerzo realizado en entrenar a las amas de casa para la elaboración de platos bajos en grasa. Tristemente, en el occidente, ni el mejor programa de educación pública tendrá impacto ya que se promueve mucho más la inactividad y la comida chatarra. Brasil enfrenta el problema de la obesidad obligando a las escuelas a adquirir productos locales basados en frutas y verduras. Suecia prohibió comerciales para bebidas y comida calórica destinada para niños. Cuba por otro lado, luego de atravesar una crisis, la gente empezó a caminar más y a comer menos, controlando la obesidad, por lo que estas lecciones aprendidas son las que podrían constituirse como ejemplos a seguir.

Conclusiones

Alrededor de los años cincuenta y sesenta se vivía de manera muy diferente a la actual, con escasa visibilidad de la obesidad. A pesar de que la seguridad alimentaria y nutricional mejoró en países como India, Egipto y México, se realizó una transición en la que las personas con poca educación tuvieron acceso a alimentos con excesos de nutrientes críticos sin el conocimiento para discernir sobre lo saludable o no de los mismos, dándose el incremento de las enfermedades no transmisibles (obesidad, hipertensión arterial) y por tal razón la OMS (2017) incluyó en su agenda del 2030 la reducción de al menos 33% de dichas enfermedades.

Existen muchos factores que juegan un papel muy importante en el aumento de la obesidad a nivel mundial, de los cuales los que más destacan son la tecnología, la publicidad y la industria alimentaria en sí. Todos ellos han contribuido en gran medida a que la población consuma dietas malsanas y que el enfoque se vea desviado de las empresas en el rubro de los alimentos y se dirija hacia la inactividad física de las personas. Aunque es imperativo realizar actividad físicas antes se debe reducir la ingesta de calorías diarias para mantenerse saludable. Crear e implementar normativas y directrices a nivel gubernamental que obligue tanto a personas como compañías a nutrirse apropiadamente y a proveer alimentos sanos, respectivamente, es una de las mejores vías para mejorar la salud en términos generales.

Literatura citada

Majem, L., Barba, L., Bartrina, J., Rodrigo, C., Santana, P., & Quintana, L. (2003). Obesidad infantil y juvenil en España. Resultados del Estudio en Kid. Centre de Recerca en Nutrició Comunitària – Med Clin, 725-32.

Gómez, L., Bacardí, M., Caravalí, N., & Jiménez, A. (2015). Consumo de bebidas energéticas, alcohólicas y azucaradas en jóvenes universitarios de la frontera de México-USA. Nutrición Hospitalaria. Obtenido de http://www.redalyc.org/html/3092/309232878018/

OMS. (2014). Global Status Report on noncommunicable diseases. Switzerland. Obtenido de http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/148114/1/9789241564854_eng.pdf

Popkin, B. (2010). El mundo se engorda. Nueva York, USA: Penguin Group

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