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Mercado Mata, cuenta con amplia experiencia en la comercialización de insumos agrícolas, para el mercado de El Salvador. Experiencia que se extiende al desarrollo e implementación de estrategias de mercados y de tecnologías con la visión de automatizar la agricultura a nivel latinoamericano.

Cuando se trata de trabajo y de emprender para Carlos Francisco Mercado Mata, clase 2006, detenerse no es una opción, adaptarse al cambio y a negocios innovadores, es el camino. Su deseo de impulsar el agro en su país lo cumple al ser cofundador de la primera empresa salvadoreña de drones agrícolas, Hylio.  En ese rol ofrece a los productores nacionales, sobre todo de la industria cañera, insumos agrícolas competitivos y de calidad, y tecnología de punta para mejorar el rendimiento en sus cultivos.

El pensamiento estratégico y visionario, que lo caracteriza, fue influenciado por Zamorano, por tanto, ver una oportunidad de negocio se vuelve atractiva y rápida de interpretar, asegura. Es así, que, cuando su socio le comentó sobre unos prototipos de vehículos aéreos no tripulados (VANT o drones) que se estaban desarrollando en Houston, Texas, Estados Unidos, no dudo en aprovechar la oportunidad que se estaba presentando para revolucionar la industria azucarera salvadoreña.

Actualmente la compañía de este zamorano ofrece sus servicios a los principales ingenios azucareros de El Salvador. Con la introducción de la tecnología hizo un aporte significativo en la industria que derivó en una reducción importante en el uso de recursos hídricos. Además, abrió el acceso a pequeños agricultores que no podían pagar el servicio de métodos tradicionales como avionetas o helicópteros.

Entre los servicios que ofrece la empresa destacan actividades aéreas enfocadas en investigación, aplicaciones foliares, aplicaciones de insecticidas y de fungicida, abarcando anualmente más de 10 mil hectáreas de cultivos e incrementando en un 14% el área que antes no era cubierta por temas de limitante tecnología. También ha ayudado a la formación de nuevas compañías de servicios que ofrecen aplicaciones a bajo costo y en menor tiempo, lo que ha impulsado competitividad ante otras empresas.

Este visionario zamorano ayudó a introducir la primera empresa de drones no solo en El Salvador, sino en la región centroamericana. En el primer año de su lanzamiento por su destacada labor la empresa ganó el premio centroamericano de innovación en Guatemala. “Con nuestra tecnología hemos aportado a los pequeños agricultores para mejorar su productividad con aplicaciones que antes no eran hechas, por falta de acceso a avionetas o helicópteros. Hemos contribuido en reducir emisiones de gases de efecto invernadero y en reducir el uso de agua para aplicaciones agrícolas en un 90%”, apuntó.

Adaptarse al cambio en el corto tiempo

En su papel profesional multifacético el ing. Mercado Mata, se desempeña además como gerente comercial de Grupo Fertica, empresa formuladora de fertilizantes químicos para la región centroamericana. Ahí ha asumido diversos retos, como la renovación de la estructura comercial de la empresa y a su vez, sufrir la transición de la globalización. “Durante estos años, han existido una serie de retos, que no habría sido posible sobrellevar, si Zamorano no me hubiera enseñado a adaptarme al cambio en el corto tiempo”, sostuvo.

Con sus aportes al agro salvadoreño, el Ing. Mercado Mata, ha contribuido al cambio de conceptos en las aplicaciones de fertilizantes edáficos y en el uso de formulaciones nutricionales, basadas en análisis de suelos y requerimientos de la planta. En dar a conocer que la nutrición se basa en requerimientos no en saturación de elementos o desbalances.  Y en proveer insumos agrícolas que mantengan competitividad en precios, pero a su vez siempre representen calidad y eficacia.

Un elemento poco común

Reconoce que sus logros son parte de la enseñanza zamorana, ya que su alma máter le ayudó a tomar decisiones de manera práctica y a enfrentar las adversidades en un periodo corto de tiempo. Qué formó su carácter y le enseñó a comprender que los mayores retos los tenía que sobrellevar por su cuenta y que graduarse dependía únicamente de él. “La disciplina que la universidad tiene es uno de los principales formadores de carácter, que me ha ayudado a desempeñarme en mi trabajo y a alcanzar mis objetivos. Me enseñó a que ser honrado es un negocio e incluso en los momentos más difíciles. Zamorano, también me ayudó a tomar decisiones de manera práctica y a enfrentar adversidades en un periodo corto de tiempo”, agregó.

 “La universidad, con su mecanismo de aprendizaje, me mostró, que siempre hay retos y que detenerse no es una opción. Durante mis estudios en Zamorano, se nos dio una clase opcional que me ayudo a crecer mucho en mi visión y fue un curso de emprendedurismo. Considero que ese curso, instaló un chip en mi persona, me ayudó a buscar los mecanismos necesarios para iniciar mis proyectos y activó la necesidad de emprender. También la combinación de clases y módulos fue algo clave en Zamorano. Aprender a producir, a comercializar, a administrar y a procesar son pilares que hoy me convierten en un elemento poco común en un mercado tan competitivo que día a día exige más de los profesionales”, concluyó.

El Ing. Mercado Mata es un claro ejemplo de que el perfil del graduado Zamorano se mantiene a la vanguardia y lleva el estandarte en temas de innovación, que favorece a los grandes y pequeños agricultores de sus países.

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