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Por: Juan Carlos Flores, Ph.D., jefe de la Unidad de Forestal, Profesor Asociado de Manejo Forestal y Sistemas de Producción Agroforestales del Departamento de Ambiente y Desarrollo.

El 2020 será un año que recordaremos para siempre. Inició con avisos de ser un año complicado. Desde finales del 2019 se advertía de una posible pandemia originada en China (López Laborda & Onrubia, 2020). En el caso de Honduras, el 2019 cerraba con niveles bajos en las represas abastecedoras de agua de la capital (SANAA, 2020). Después de varias temporadas lluviosas, donde se experimentaron precipitaciones menores a los promedios históricos, las fuentes de agua se vieron mermadas en su caudal. Para sumar a este escenario, durante el 2019 se tuvieron nuevamente varios episodios de brotes del gorgojo descortezador del pino (SICA, 2020).

Este fue el escenario con el que iniciamos el 2020. Con el paso de los meses, surgió una nueva amenaza. Con la entrada en la estación seca, nuevamente volvimos a sufrir de los incendios forestales. Como se ha menciona en varias ocasiones por el Instituto de Conservación Forestal (ICF) y otros entes encargados de la gestión forestal, en Honduras más del 95% de los incendios son causados por el ser humano (Nuñez Moncada, 2014; La Tribuna, 2020; Medina Moncada, 2018). Parecía que el inicio de la cuarentena decretada por el gobierno para contener la pandemia del Covid-19 ayudaría a reducir la cantidad de incendios forestales, pero esto no fue así. Hemos experimentado en las últimas semanas una cantidad de incendios similar al histórico del país.

En las primeras dos semanas de la cuarentena, la cuadrilla de prevención y control de incendios forestales de Zamorano atendió más de 19 incendios. Estos afectaron un área superior a las 170 hectáreas (ha). Las zonas aledañas a las Reservas Biológicas de Uyuca y Monserrat fueron las más afectadas por estos incendios forestales. Zamorano realiza varias actividades de prevención de incendios y en el 2020 se construyeron 35 kilómetros de rondas corta fuego y se realizó silvicultura preventiva mediante la reducción de combustible en más de 303 ha. Estas prácticas facilitan el control de los incendios, y en el caso de la reducción de combustible, evita la ocurrencia de incendios y reducen su intensidad.

En Zamorano creemos que la mejor estrategia es la prevención y la corresponsabilidad con las comunidades y autoridades locales. Por esta razón se trabaja en forma coordinada con las municipalidades de San Antonio de Oriente y Tatumbla para la prevención de incendios forestales. Con la municipalidad de San Antonio de Oriente se ha organizado el Comité Municipal de Prevención y Control de Incendios Forestales. Esta es una plataforma para coordinar actividades entre la municipalidad, Zamorano, Fuerzas Armadas y comunidades. Se ha trabajado desde 2015 y ha sido un espacio efectivo para la comunicación y coordinación de actividades entre los diferentes actores del municipio.

En Tatumbla se trabaja mediante el Grupo de Apoyo al Comanejo de la Reserva Biológica Uyuca (GARBU), en esta instancia participan las municipalidades de Tatumbla, San Antonio de Oriente, ICF, Zamorano, Fuerzas Armadas y las comunidades vecinas.  Al igual que el Comité de San Antonio de Oriente, esta plataforma permite la coordinación de actividades de control de incendios.

Aun con todos estos esfuerzos, las áreas afectadas por incendios este año han sido grandes, principalmente en el municipio de Tatumbla. Bajo las condiciones actuales de cuarentena, el enfrentar otra crisis debida a los incendios forestales incrementa los riesgos a la salud de la población. El aumento de las concentraciones de humo en el ambiente, generan malestares en el sistema respiratorio. Como resultado, tenemos una mayor cantidad de personas con enfermedades respiratorias. Esto amplifica la vulnerabilidad de la población ante la presencia del Covid-19, por lo cual el riesgo de padecer un cuadro grave de esta última enfermedad aumenta.

Es posible que el Covid-19 permanezca con nosotros por bastante tiempo, por lo cual es importante que aprendamos a convivir con el virus. El prevenir incendios forestales será no solo importante para evitar la pérdida de nuestras fuentes de agua, sino también para no aumentar nuestras posibilidades de padecer de un cuadro grave de Covid-19 o cualquier otra enfermedad respiratoria.

Referencias

La Tribuna. (17 de Abril de 2020). El 95% de los incendios forestales en Honduras son provocados por manos criminales. La Tribuna, págs. https://www.latribuna.hn/2020/04/17/el-95-de-los-incendios-forestales-en-honduras-son-provocados-por-manos-criminales/.

López Laborda, J., & Onrubia, J. (2020). Consideraciones sobre finanzas públicas y COVID-19: Bastantes interrogantes y algunas certezas. Madrid: fedea.

Medina Moncada, L. B. (2018). Estrategia nacional de uso y manejo de fuego 2018 – 2028 y su plan de accion. Tegucigalpa: CILIFOR.

Nuñez Moncada, S. K. (2014). Falta de conciencia… Incendios forestales. Revista de derecho, 50 – 73.

SANAA. (mayo de 5 de 2020). Niveles represesas. Obtenido de http://www.sanaa.hn/index.php/Nosotros/niveles-represas

SICA. (5 de mayo de 2020). ICF: Honduras está ante posible epidemia de «gorgojo» si no invierte en prevención. Obtenido de https://www.sica.int/consulta/Noticia.aspx?Idn=117555&idm=1

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