Sus corazones latían fuertemente por que pronto estarían en su alma mater, su querido ZAMORANO. Y el día esperado por fin llegó, al entrar a su amada institución y ver nuevamente a sus compañeros sin duda es un momento que será recordado por los zamoranos de la Clase 66, que con mucha alegría conmemoraron 50 años de haber culminado una de las etapas más significativas y hermosas de su vida, estudiar en ZAMORANO.
“Aquel sábado radiante ni por casualidad pensamos que 50 años después nos reuniríamos nuevamente aquí en ZAMORANO para celebrar las Bodas de Oro de nuestra graduación como agrónomos”, expresó el graduado hondureño Roberto Fromm. Para él fue un honor hablar en nombre de sus compañeros egresados el cuatro de diciembre de 1966. Llegaron al campus para festejar su historia común; en los últimos 50 años, sus anhelos, creencias, talentos, decisiones y actividades profesionales fueron impactados por la filosofía de Aprender Haciendo inculcada por maestros y amigos, mensaje en latín Labor Omnia Vincit enmarcado en las paredes del edificio Zemurray, primer edificio de ZAMORANO, también penetraron su entendimiento y voluntad de trabajo, así lo describió este graduado. “Estas influencias nos convirtieron en lo que somos hoy y todos los colegas que asistimos a esta reunión estamos aquí para honrar y reconocer la importancia que cinco décadas de actividades relacionadas a la agricultura han tenido en nuestras vidas y en la de nuestros descendientes”.
Fromm recordó: “Cuando llegamos a ZAMORANO en enero de 1964, fuimos expuestos a la disciplina, al trabajo tesonero, al estudio cotidiano y a los ejercicios deportivos que nos entusiasmaban más. Pero también fuimos adquiriendo temple por los baños de madrugada… Recuerdo con simpatía las esporádicas y amenas conferencias sobre injertos y frutales del doctor Wilson Popenoe, la figura inolvidable de nuestro director Albert S. Muller y los gestos del secretario de la dirección, Armando Medina, cuando nos juntábamos en busca del ansiado correo”. Han pasado 50 años pero aún recuerdan como si fue ayer que vivieron los momentos divertidos y difíciles en su época de estudiantes.
Felicidades zamoranos Clase 66, por ser embajadores de su alma mater durante las últimas cinco décadas. Muchos de ellos son profesionales destacados en la academia, en la investigación agrícola, en la banca y en el amplio mundo de los negocios familiares. Todos son testimonio del éxito de la educación zamorana, con su profesionalismo han dejado huellas de desarrollo en la agricultura y cada día contribuyen a alimentar al mundo.
