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De la Clase 94, egresaron de Zamorano 182 profesionales agrícolas, que por 25 años han demostrado a través del compromiso y trabajo de calidad, su capacidad para desenvolverse en distintos escenarios, desde donde han impulsado la agricultora de sus países.

Con un recorrido por el campus, graduados de la Clase 1994, festejaron 25 años de éxito, confraternidad y orgullo Zamorano. La experiencia les hizo recordar sus años de estudiante, el aprender haciendo, reafirmar que el trabajo todo lo vence y admirar la evolución que ha tenido la universidad en infraestructura, tecnología e innovación educativa.

El reencuentro entre compañeros y con su alma mater, revivió anécdotas y fortaleció las amistades, que a pesar de la distancia mantienen a través de la red de graduados, resultado del panamericanismo que fortaleció Zamorano y que ha perdurado con el tiempo.

Ignacio Landívar, graduado boliviano, manifestó que “regresar a la escuela, al lugar que nos trae tantos recuerdos ha sido emotivo, el reencuentro ha sido fantástico. Son totalmente sorpresivas las innovaciones que ha habido no solo en infraestructura, sino también en la filosofía de trabajo”.

Juan Carlos Vallejo, graduado ecuatoriano, dijo que desde diciembre del 94 no había tenido la oportunidad de regresar a Zamorano. “Son 25 años, estoy llenó de emociones y contento de ver a los colegas. Las autoridades han logrado mantener esto como tradicionalmente era, sin embargo, vemos la evolución en los laboratorios y aulas con nueva tecnología”, agregó.

De su parte, Álvaro Gómez, graduado colombiano, expresó que, “siempre tuve el sueño de volver y recorrer los mismos caminos que fui trazando mientras estuve estudiando acá, fue muy emocionante volver a recordar, pero lo más interesante es ver esa confraternidad que hay entre todos los zamoranos. Nos da mucho orgullo, da ganas de traer a la familia y de mostrarle el lugar tan hermoso donde tuvimos la oportunidad de educarnos”.

Para estos graduados la educación de calidad que les ofreció Zamorano, les abrió puertas en toda Latinoamérica y permitió la internacionalización, llegando a los distintos países a hacer un papel distintivo del resto de profesionales agrícolas, ya que con su trabajo de calidad difundieron la formación de excelencia que se les brindó.

Erick Baca Salazar de Nicaragua, reconoció que para él lo más importante de su formación en Zamorano, fue la conexión que siempre existió entre lo que se decía y hacía. “El aprender haciendo nos enseñó que el trabajo es algo que tenemos que materializar, se nos dio autoconfianza y conocimiento técnico”.

Rosa Mercedes Escolán de Honduras, agradeció las bases con que se le educó, ya que gracias a eso ha logrado desenvolverse en distintos escenarios de trabajo. “Tengo la flexibilidad de poder escribir y trabajar en cualquier tema, porque la base la tengo y eso es lo interesante de mi formación, la adaptabilidad temática”, añadió.

Durante su estadía en su alma mater los graduados tuvieron la oportunidad de visitar distintos módulos del aprender haciendo, las aulas de clase, auditorios, las plantas agroindustriales, laboratorios, el parque solar, la biblioteca Wilson Popenoe y el comedor Doris Stone, entre otras instalaciones. Asimismo, recibieron un diploma que les extendió Zamorano y la Asociación de Graduados de la Escuela Agrícola Panamericana (AGEAP Internacional) en el que se reconoció la dedicación al bienestar de su familia y de la sociedad.

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