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A través de la Maestría en Agricultura Tropical Sostenible (MATS), los estudiantes realizan investigación aplicada para el desarrollo de producción sostenible bajo la asesoría de expertos internacionales de universidades de prestigio mundial.

Por: Verónica Marcelina Tax Sapón MATS-ZAMORANO. PhD. Arie Sanders, Decano Asociado de Posgrado y MA. Juliana Muriel, Investigadora Asociada, Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).

La inseguridad alimentaria en Centroamérica está asociada al cambio climático y al limitado acceso a recursos y oportunidades para mejorar la productividad de las mujeres. A pesar de que la mujer es considerada como la precursora de la agricultura, su contribución ha sido invisibilizada en los procesos de desarrollo. Sin embargo, en los últimos años se ha observado que su participación se ha incrementado considerablemente en el sector. Esto se ha dado como resultado de los ajustes estructurales promovidos por la política neoliberal y el aumento de la migración rural, lo que ha generado cambios en la estructura familiar, afectando así la composición de género en la fuerza laboral y los roles en la agricultura (Lastarria-Cornhiel, 2006). Estas tendencias promovieron la mayor integración y responsabilidad de la mujer en la producción de alimentos, tomando mayor relevancia su papel en la agricultura y seguridad alimentaria, lo cual llevó a la necesidad de medir y evidenciar su aporte en el sector.

Sin embargo, las mujeres enfrentan una serie de limitaciones para cumplir con su nuevo rol, las cuales se ven intensificadas por la superposición con factores sociales y ambientales, los cuales tienen un efecto en su productividad y por ende en su seguridad alimentaria (Acosta et al. 2019). Además, eventos como la actual crisis sanitaria del COVID-19 y fenómenos naturales, han afectado los sistemas productivos y alimentarios de estas poblaciones dada su alta vulnerabilidad, especialmente los sistemas dirigidos por mujeres, debido a su limitada capacidad en el acceso a los medios y oportunidades de producción (Quisumbing et al. 2014). Bajo este contexto se hace relevante desarrollar acciones que reduzcan la vulnerabilidad y aumenten la capacidad adaptativa de las poblaciones para hacer frente a los eventos extremos climáticos y garantizar la seguridad alimentaria.

Es así, como, la Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC) surge como una estrategia de agricultura para facilitar el desarrollo de sistemas productivos resilientes al clima y mejorar la seguridad alimentaria (FAO, 2010). Este enfoque se basa en la aplicación de diferentes opciones tecnológicas e institucionales para abordar el cambio climático y la seguridad alimentaria a través de investigación participativa en Territorios Sostenibles Adaptados al Clima (TeSAC). En estos territorios se busca generar evidencia sobre la adopción de estas prácticas y cómo contribuyen en la seguridad alimentaria y a la adaptación al cambio climático. A través de la información generada se podrá entender qué prácticas funcionan mejor, dónde, por qué y cómo deben ser implementadas para que los formuladores de políticas puedan integrarlas en los procesos de desarrollo agrícola (Aggarwal et al. 2018). Además, al incluir análisis de género se pueden considerar las necesidades diferenciadas de las mujeres en estos procesos y con ello contribuir a reducir la brecha de género en la agricultura (FAO, 2011). Es por ello por lo que es importante conocer y entender cuál es el papel de la mujer en la adopción de las prácticas ASAC para generar evidencia que contribuya a la formulación de políticas y programas sensibles a género.

Figura 1. Pilares de la Agricultura Sostenible Adaptada al Clima -ASAC-

La mujer agricultora y sus retos frente al cambio climático

Uno de los principales aportes de las mujeres en la agricultura es la producción de alimentos y ser fuente de mano de obra. En el 2011, en el reporte de la FAO sobre las mujeres en la agricultura, se identificó que la contribución de las mujeres en la producción como fuerza laboral agrícola es del 43% (FAO, 2011). A través de mayor participación en la producción agrícola, las mujeres contribuyen a aumentar la disponibilidad y el acceso a los alimentos en el hogar (Teklewold et al. 2019). Por otro lado, por ser las responsables directas del cuidado del hogar cumplen un rol importante en la preparación y distribución de los alimentos a los miembros (Muriel Osorio et al. 2019). Por lo tanto, las mujeres rurales cumplen una función principal en el logro de los tres pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad, acceso y uso (Njuki et al. 2016).

No obstante, las mujeres enfrentan diversos desafíos en la agricultura que impactan negativamente en la seguridad alimentaria de los hogares. Estos desafíos están relacionados principalmente a la falta de acceso a recursos y oportunidades (Quisumbing et al. 2014); las relaciones de poder entre los miembros del hogar (Njuki et al. 2016); y los roles en el hogar, y el cambio climático (Quisumbing et al. 2014; Murray et al. 2016). Cuando las mujeres no poseen tierras u otros recursos de producción para cultivar sus propios alimentos o para generar ingresos por la venta de la producción agrícola, hay una menor disponibilidad de alimentos para satisfacer las necesidades de los miembros del hogar.

Todos estos aspectos generan un impacto en algunos de los pilares de la seguridad alimentaria. Por ejemplo, la capacidad de las mujeres para acceder a los alimentos está en función del poder que ellas tengan para producir, comprar y acceder a ellos, dentro de los mecanismos de distribución en el hogar (Njuki et al. 2016). En la producción, el aporte en el trabajo está en función de los roles diferenciados de los hombres y las mujeres, los cuales varían según la región, el cultivo y la actividad (Quisumbing et al. 2014). También están sujetos a cambios circunstanciales, por ejemplo, las mujeres tienden asumir roles de producción cuando se requiere de mano de obra, por el contrario, los hombres suelen asumir los roles de cuidado del hogar únicamente cuando la esposa se enferma (Murray et al. 2016).

Pero también, el cambio climático representa un riesgo para la producción de alimentos y la lucha contra el hambre. Esto debido a que la agricultura es altamente sensible a pequeños cambios del clima (Mehar et al. 2016). Por lo que los cambios en la temperatura, la precipitación y la frecuencia e intensidad de los patrones de los eventos extremos generan impactos directos en la producción agrícola (Maharjan and Joshi 2013). Adicionalmente, estos cambios no solo afectan la cantidad sino también la calidad y la asequibilidad de los alimentos (Teklewold et al. 2019). Lo cual indica que pueden verse afectado los tres pilares de la seguridad alimentaria por diversas razones.

En cuando a la disponibilidad, se espera que el cambio climático reduzca la producción agrícola en promedio 9% en 2030 y hasta un 23% en 2050, con una gran variabilidad entre los países y cultivos (Haile et al. 2017). En cuando al acceso, el impacto se observará a través de la capacidad de compra debido al alza del precio de los alimentos, especialmente de poblaciones más vulnerables y en condiciones de pobreza. Por el lado de la calidad, se verá afectado a través del aumento del crecimiento bacteriano en la cadena de suministros de alimentos frescos y al mayor uso de pesticidas y medicamentos en la producción, lo cual impactará en el uso y aprovechamiento biológico de los alimentos (Campbell et al. 2016).

Además, los altos niveles de pobreza, acceso limitado a servicios básicos, analfabetismo e inadecuada gestión de los recursos naturales aumentan la vulnerabilidad de la población (Aguilar Carrillo and Suchini 2019). Esto afecta en particular a las mujeres agricultoras, pues ellas tienen una menor capacidad de adaptación al cambio climático en parte por la poca inclusión de sus vulnerabilidades en el diseño, implementación y ejecución de programas agrícolas (Acosta et al. 2019). Por ende, el nivel de impacto del cambio climático en los sistemas productivos estará en función del género, la cultura, las diferencias socioeconómicas y de poder, y la región en donde se presenten estos eventos.

Investigación, prácticas ASAC y su contribución a los hogares

La aplicación del enfoque TeSAC en territorios vulnerables de África, Asia y América Latina ha permitido medir como su adopción ha contribuido en la seguridad alimentaria. En Honduras, el TeSAC se ubica en el municipio de Santa Rita, departamento Copan. En este territorio se han desarrollado diferentes actividades con los agricultores para identificar sus vulnerabilidades y se ha priorizado una serie de prácticas ASAC que fueron implementadas para mejorar la resiliencia de los sistemas productivos. Es así como el propósito de la investigación de la Maestría en Agricultura Tropical Sostenible (MATS) en colaboración con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), es medir la adopción de las prácticas ASAC y su contribución en la seguridad alimentaria del hogar. El análisis se centra en la información recolectada del Sistema de Monitoreo ASAC realizado en marzo del 2020 en el TeSAC de Santa Rita, Honduras. El estudio incluye la información obtenida de 221 agricultores, que conforman 118 hogares distribuidos en 10 comunidades del municipio.

Figura 2. Taller de capacitación para desarrollar el monitoreo ASAC en el TeSAC de Santa Rita, Copán, Honduras. Fuente: Marina Vergara

La investigación de la MATS se lleva a cabo en el marco del proyecto “Geenerating evidence on gender sensitive Climate-Smart Agriculture to Inform policy in Central America”. La información que se obtenga del estudio es de relevancia para que las instituciones de estado y no gubernamentales orienten sus acciones de transferencia de tecnología agrícola en función a las preferencias y necesidades diferenciadas de las mujeres agricultoras.

En conclusión, la mayor participación de la mujer en la producción de alimentos y su consecuente responsabilidad en la seguridad alimentaria, la pone en una posición estratégica para mejorar la seguridad alimentaria del hogar. Al incluir las preferencias y las necesidades diferenciadas de las mujeres agricultoras en el enfoque Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC), se puede lograr no solo la seguridad alimentaria sino también la adaptación de los sistemas productivos a la variabilidad climática. Los análisis de género son importantes para la generación de información que permita a los formuladores de políticas como a los agentes de desarrollo diseñar acciones que garanticen la participación de las mujeres.

La crisis sanitaria del COVID-19 ha generado fuertes impactos en los sistemas alimentarios rurales, lo cual tendrá repercusiones en la seguridad alimentaria de los hogares. El nivel de estos impactos estará en función de la capacidad de adaptación de los hogares, en donde los hogares dirigidos por mujeres serán los más afectados debido a su limitada capacidad de adaptación y acceso a recursos de producción. Por ende, obtener información sobre la relación entre la seguridad alimentaria, la agricultura y el rol de la mujer es de utilidad para garantizar que las necesidades y preferencias de las mujeres sean consideradas en los programas y proyectos que se impulsen para reactivar el sector agrícola con enfoque en la seguridad alimentaria.

Referencias

  • Acosta, Mariola; Bonilla-Findji, Osana; Howland, Fanny; Twyman, Jennifer; Gumucio,  Tatiana; Martínez-Barón, Deissy; Le Coq, Jean Francois (2019): Paso a paso para la inclusión de género en iniciativas de agricultura sostenible adaptada al clima para Guatemala. Guía inclusión de Género Guatemala. Available online at http://www.marcelaballara.cl/genydes/2012%20Mujer,%20agricultura%20y%20seguridad%20alimentaria%20Ballara%20Damianovic%20Valenzuel.pdf.
  • Aggarwal, Pramod K.; Jarvis, Andy; Campbell, Bruce; Zougmoré, Robert; Khatri-Chhetri, Arun; Vermeulen, Sonja et al. (2018): The climate-smart village approach: framework of an integrative strategy for scaling up adaptation options in agriculture. In Ecology and Society 23 (1). DOI: 10.5751/ES-09844-230114.
  • Aguilar Carrillo, Amilcar; Suchini, José Gabriel (2019): Segundo informe Narrativo de Avances Técnicos del 01 julio- 31 diciembre 2018 Convenio específico CIAT-CATIE 2018 en el marco del Programa de Investigación en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria -CCAFS-. Construcción y desarrollo de los TeSAC en Centroamérica en los territorios de «El Tuuma-La Dalia» en NicaCentral, Nicaragua, y «Olopa» y «Santa Rita» en la región del Trifinio de Guatemala y Honduras. Available online at https://cgspace.cgiar.org/bitstream/handle/10568/80488/VBS%20Site%20report%20Santa%20Rita%20Honduras.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
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  • Njuki, J.; Parkins, J.R; Kaler, Amy (Eds.) (2016): Transforming Gender and Food Security in the Global South.
  • Quisumbing, Agnes R.; Meinzen-Dick, Ruth; Raney, Terri L.; Croppenstedt, André; Behrman, Julia A.; Peterman, Amber (Eds.) (2014): Gender in Agriculture. Closing the Knowledge Gap: The Food and Agriculture Organization of the United Nations and Springer Science +Business Media B.V., Dordrecht.
  • Teklewold, Hailemariam; Gebrehiwot, Tagel; Bezabih, Mintewab (2019): Climate smart agricultural practices and gender differentiated nutrition outcome: An empirical evidence from Ethiopia. In World Development 122, pp. 38–53. DOI: 10.1016/j.worlddev.2019.05.010.
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