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Los hábitos alimentarios y el estado nutricional materno son los factores modificables más importantes que determinarán la concentración de ciertos componentes y nutrientes esenciales en la leche materna (LM).

Por: Adriana Hernández-Santana, Sofía Raquel Mejia Motiño, Jean Pierre Enríquez y Stephany Bernardeth Lanza-Aguilar.

En el año 2019 se llevó a cabo un estudio, conducido por el Laboratorio de Nutrición Humana de ZAMORANO con el apoyo financiero del Instituto de Tecnología para el Cuidado de la Salud (ITHC, por sus siglas en inglés), gracias a los datos recolectados de los centros de salud (CS) de cuatro aldeas del municipio de San Antonio de Oriente: El Jicarito, Villa de San Francisco, Valle de San Francisco y La Ciénega. El objetivo del estudio fue identificar las principales fuentes alimentarias que contribuyen al consumo de ácidos grasos esenciales (AGE) y contenido de estos en la LM en mujeres lactantes del área rural de Honduras.

El estudio formó parte de una investigación internacional, propuesto por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), con una muestra (n = 25) que cumplió con los criterios de inclusión establecidos (con niños entre 26 y 64 días de edad; nacidos a término; y recibiendo LM exclusiva o predominante). La composición corporal se evaluó mediante bioimpedancia eléctrica, el consumo de fuentes alimentarias de AGE se evaluó con un cuestionario de frecuencia de consumo y la composición de LM se analizó en Estados Unidos mediante el método de gota seca con tarjetas Guthrie.

Los AGE son aquellos que no pueden sintetizarse por el cuerpo humano a partir de precursores y deben consumirse en la dieta, y en el caso de los bebés, a través de la LM (Haggarty, 2004; Carlson et al., 2012). Metabólicamente, los AGE más importantes son el ácido araquidónico (ARA, 20: 4 n-6), docosahexaenoico (DHA; 22: 6 n–3) y ácido eicosapentaenoico (EPA; 20: 5 n–3) (FAO 2010; Haggarty, 2004) debido a que cumplen un papel fundamental en el desarrollo del sistema nervioso central y en la función retiniana (Uauy & Dangour, 2006; Riebiero et al., 2008; Innis, 2014).

El DHA y EPA lo encontramos en pescados grasos (ej. sardina, atún y tilapia) y aceites de pescado. Mientras que el ARA se obtiene de alimentos como aceites vegetales, cacahuates, grasas animales (leche, queso, yogurt) y huevo (FAO, 2010).

El patrón de consumo de alimentos en embarazadas o puérperas hondureñas, es muy limitado, poco socializado y publicado. Pero según evidencia sobre el patrón de consumo en Honduras, particularmente en la zona centro, refiere que es tradicional y medianamente aceptable, una alimentación conformada por ocho alimentos (maíz, arroz, frijoles, pan dulce, huevos, grasas, azúcar y café) (UTSAN, 2019), excluyendo las principales fuentes de AGE.

Entre los resultados más relevantes fueron que el 56% de las madres proporcionaron LM exclusiva, el 27% de las madres tenían sobrepeso y el 68% tenía exceso de grasa corporal. Se establecieron correlaciones positivas entre el índice de masa corporal y la grasa corporal (p = 0,00), y entre la grasa visceral y la grasa corporal. El consumo medio mensual de alimentos marinos fue de 1,44, 0,60 y 0,68 raciones de pescado, sardinas y atún, respectivamente.

Un meta análisis con datos a nivel mundial, estimó que las concentraciones medias mundiales de DHA y ARA en la leche humana son 0.32 +- 0.22% y 0.47 +- 0.13%, respectivamente (Brenna et al., 2007). En la muestra evaluada, a pesar de una baja ingesta de DHA y ARA en la dieta materna, con una media de 0.05 g al día en ambos casos, el promedio de la muestra de leche materna fue mayor que la ingesta, de 0.14 +- 0.04% en DHA y 0.40 +- 0.10% en ARA. Sin embargo, ambos están lejos del promedio mundial. Para EPA el contenido en LM fue de 0.01 +- 0.02%.

 

Para mantener una concentración adecuada de ARA y DHA, se recomienda el consumo diario de al menos 200 mg/día de DHA preformado (Gonzalez & Visentin, 2016; Huang et al., 2013), sin embargo, el consumo en nuestra muestra se encontró muy por debajo de la recomendación (40 mg/día).

Se ha reportado que las deficiencias de DHA en la dieta se deben, entre otros factores, a un alto consumo de aceites vegetales (Bomfim et al., 2018) que desplazan las fuentes tradicionales de ácidos grasos de la familia de omega-3 (Bravi et al., 2016), semillas y nueces. Esto se vio reflejado en el estudio ya que el consumo promedio de aceites vegetales fue siete veces mayor al de pescado (tilapia) y casi 5 veces mayor al de maní-cacahuates.

Otro dato relevante es que anteriormente se estableció a nivel mundial una relación 1:1 omega 6 – omega 3, sin embargo, ahora se estima que se encuentra entre 15:1 a 20:1 (Gibson, Muhlhausler, & Makrides, 2011), y en el presente estudio se estimó una relación 9:1, aún desventajosa para la salud de la madre y del bebé.

Los datos encontrados en el estudio presentan una preocupación potencial para la nutrición de las madres y los lactantes, si bien es una muestra pequeña de una zona rural hondureña, nos refiere la vital importancia de promover orientación nutricional y facilitar el acceso a una alimentación más variada, incluyendo alimentos ricos en AGE, durante estas etapas, para asegurar un mejor desarrollo infantil y estado nutricional, tanto de las madres como de sus bebés.

Para leer el artículo completo, ingresar al siguiente enlace:

https://doi.org/10.26420/austinjnutrmetab.2021.1109

Cita del artículo: Hernandez-Santana A, Motiño SRM, Enríquez JP and Lanza-Aguilar SB. Maternal Nutrition Status and Human Milk Composition of DHA and AA Fatty Acids in Breastfeeding Honduran Women. Austin J Nutr Metab. 2021; 8(3): 1109.

Referencias bibliográficas:

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Carlson, S. J., Fallon, E. M., Kalish, B. T., Gura, K. M., & Puder, M. (2012). The Role of the ω-3 Fatty Acid DHA in the Human Life Cycle. Journal of Parenteral and Enteral Nutrition, 37(1), 15–22. https://doi.org/10.1177/0148607112467821

Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO). (2010). Fats and fatty acids in human nutrition. Report of an expert consultation. FAO. http://www.fao.org/3/a-i1953e.pdf

Uauy, R., & Dangour, A. D. (2006). Nutrition in Brain Development and Aging: Role of Essential Fatty Acids. Nutrition Reviews, 64, S24–S33. doi: 10.1301/nr.2006.may.s24-s33

Ribeiro, M., Balcao, V., Guimaraes, H., Rocha, G., Moutinho, C., Matos, C., & Guerra, A. (2008). Fatty Acid Profile of Human Milk of Portuguese Lactating Women: Prospective Study from the 1st to the 16th Week of Lactation. Annals of Nutrition and Metabolism, 53(1), 50–56. https://doi.org/10.1159/000156597

Innis, S. M. (2014). Impact of maternal diet on human milk composition and neurological development of infants. The American Journal of Clinical Nutrition, 99(3), 734S–741S. https://doi.org/10.3945/ajcn .113.072595

Unidad Técnica de Seguridad Alimentaria y Nutricional (UTSAN). (2019). Patrones de consumo de alimentos. Región No.12: Centro. Honduras.

Brenna, J. T., Varamini, B., Jensen, R. G., Diersen-Schade, D. A., Boettcher, J. A., & Arterburn, L. M. (2007). Docosahexaenoic and arachidonic acid concentrations in human breast milk worldwide. The American journal of clinical nutrition, 85(6), 1457-1464. https://doi.org/10.1093/ajcn/85.6.1457

González, HF., & Visentin, S. (2016). Nutrients and neurodevelopment: lipids. Archivos Argentinos de Pediatria, 114(5), 472-476. https://doi.org/10.5546/aap.2016.472

Huang, H.L., Chuang, L.T., Li, H.H., Lin, C.P., & Glew, R.H. (2013). Docosahexaenoic acid in maternal and neonatal plasma phospholipids and milk lipids of Taiwanese women in Kinmen: fatty acid composition of maternal blood, neonatal blood and breast milk. Lipids in Health and Disease, 12, 27. https://doi.org/10.1186/1476-511X-12-27

Bomfim, V. S., Jordão, A. A., Junior, Alves, L. G., Martinez, F. E., & Camelo, J. S., Jr (2018). Human milk enriched with human milk lyophilisate for feeding very low birth weight preterm infants: A preclinical experimental study focusing on fatty acid profile. PloS one, 13(9), e0202794. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0202794

Bravi, F., Wiens, F., Decarli, A., Dal Pont, A., Agostoni, C., & Ferraroni, M. (2016). Impact of maternal nutrition on breast-milk composition: a systematic review. The American Journal of Clinical Nutrition, 104(3), 646-662. https://doi.org/10.3945/ajcn.115.120881

Gibson, R., Muhlhausler, B., & Makrides, M. (2011). Conversion of linoleic acid and alpha-linolenic acid to long-chain polyunsaturated fatty acids (LCPUFAs), with a focus on pregnancy, lactation and the first 2 years of life. Maternal and Child Nutrition, 7(2), 17-26. DOI: https://doi.org/10.1111/j.1740-8709.2011.00299.x

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