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La visión es expandir el emprendimiento a toda Latinoamérica. Actualmente el proyecto trabaja directamente con varios núcleos familiares con la finalidad de fortalecer su entorno económico para generar una cascada de impacto en su salud, educación y descendencia. 

Decidido a trasformar la vida de muchas mujeres en situación de vulnerabilidad, Andrés Felipe Realpe Delgado, clase 2016, impulsa un emprendimiento de base social en su natal Colombia, se trata del Proyecto Amanda, que busca a través de la cadena de valor de la caficultura ayudar a cientos de mujeres que han salido del conflicto armado en su país, y a las que están en riesgo directo e indirecto de migrar a cultivos ilícitos, que tienen algún tipo de discapacidad, o que sufren violencia intrafamiliar.

Antes de llegar a Zamorano, Andrés  identificó en la institución la oportunidad de conocer personas de diferentes nacionalidades, entender sus realidades e intercambiar ideas que le permitieran dar soluciones innovadoras para generar impacto y desafiar los problemas que enfrenta toda la cadena del agro en la región. La metodología de enseñanza de su alma máter lo hizo regresar a casa con una visión diferente y reafirmó su compromiso con las mujeres al ver en sus compañeras asumir el reto de aprendizaje con responsabilidad y valentía.

Andrés no olvida como en diversas ocasiones sus colegas demostraron que el campo no es un territorio de género sino un espacio de oportunidad para la cooperación con una visión de desarrollo. Esto sin duda fue una buena noticia para el progreso del emprendimiento que se había planteado desde mucho antes de graduarse, veía en sus compañeras capital humano dispuesto a intervenir directa o indirectamente desde muchos puntos de vista, no solamente en la parte técnica sino económica, ambiental e industrial.

El café como alternativa de vida

Es así, como, al graduarse de la ingeniería en Agronegocios y regresar a su país, inició con el proyecto Café Amanda, que hace homenaje a una ex colaboradora de la finca de su familia, que tenía entre sus responsabilidades el manejo de casi todo el proceso del café desde su cultivo hasta el tueste.  En muchas ocasiones cuidó de Andrés y le enseñó todo lo que ella había aprendido en el campo. En una de las cosechas más importantes Amanda no se presentó, días después se conoció que un grupo guerrillero la había reclutado, sin saber más sobre su paradero. Desde entonces Andrés se prometió ayudar a personas que hayan pasado una situación similar.

Desde hace más de un año, echó a andar el proyecto, que se ha centrado en encontrar un grupo piloto de mujeres con conocimiento en café o habilidades de campo aprendidas antes de entrar al conflicto armado, esto ha permitido en una primera etapa el acercamiento con organismos mundiales como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que tiene grupos identificados, salientes del conflicto como un filtro de selección.

Proyecto Amanda pretende en su segunda etapa dirigir apoyo a mujeres que tengan plantaciones de café, que no necesariamente sea su principal ingreso económico, pero que si estén en riesgo de abandonarlo. En la tercera etapa el objetivo es enfocarse a mujeres que tengan netamente producción de café establecidas con proyección a expandirse a nuevas variedades o incluso mejorar prácticas agrícolas, mediante capacitaciones que estarían ligadas a generar no solamente impacto a nivel técnico sino a nivel sociocultural.

Expansión por Latinoamérica

De acuerdo con el Ing. Realpe, el impacto a nivel técnico que se plantea tiene como propósito la introducción de ideas innovadoras de bajo costo y replicables para muchos actores en la cadena, por ejemplo, mejora en la calidad del secado del café. “Otra de las variables a mejorar es el factor de rendimiento. Lo importante es acercarse al menos a un 70% como meta para las mujeres que estén iniciando en sus labores y de 80% para aquellas que ya mantienen sus cultivos. “El éxito del proyecto se basa en la confianza y transparencia que se obtenga durante todo el proceso. Por tal motivo estaremos dispuestos a pautar siempre trato justo y una relación de largo plazo con la finalidad de generar progreso social con responsabilidad”, sostuvo.

En ese sentido, en su rol principal dentro de Café Amanda, Andrés busca realizar captura de valor social y transformarlo a un valor económico como una nueva dimensión de diferenciación, además desarrollar estrategias de posicionamiento en el mercado y presentar el proyecto ante inversores que estén interesados en otorgar recursos para estructuras o capacitaciones a los nuevos núcleos familiares beneficiarios del proyecto.

En 2019, presentó el proyecto en el concurso 2030 de emprendimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ganando el primer lugar entre 215 emprendimientos de la región que competían. Derivado del financiamiento a través de ese concurso, hoy en día, mediante la marca CAFEM, Amanda logró la primera intervención en Ecuador en la región norte que limita con Colombia, que a su vez le da relevancia binacional.  “Esperamos expandir nuestra ayuda a todos aquellos países productores de Latinoamérica para funcionar como un sólo elemento y exportar los sueños de mujeres que vivieron, viven y que nunca volverán a vivir algún tipo de vulnerabilidad en el campo”, indicó Realpe.

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