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jose_reyes1“Si alguien toma el liderazgo para guiar a la gente y enseñarle cómo usar el bosque y la tierra y también protegerlos, la vida de las personas mejoraría. Pienso que yo puedo hacer eso.”

José Martín Reyes
Hondureño, Zamorano 2010

José Martín Reyes abandonó sus estudios a la edad de doce años para sostener a su familia. Trabajó como peón de campo y después como albañil cerca de su pequeño pueblo natal de Yamaranguila, en la región occidental de Honduras no lejos de la frontera salvadoreña. Su familia de ocho hermanos y hermanas, criados por una madre soltera forma parte de la comunidad Lenca, un pueblo indígena de la región. Como observa José, “todos en la zona son pobres. Existen recursos naturales y mucha mano de obra, pero nadie ha logrado aún unir esos factores con el fin de crear un futuro productivo para la gente.”

José siempre tuvo la esperanza de superarse. Estudiaba por las noches y fines de semana escuchando la transmisión de educación para adultos en la radio: matemáticas, química, literatura, física elemental y biología. Poco a poco ahorró para comprar los libros y estudiar junto con las lecciones; sin embargo no lograba ver como podría tener éxito algún día, siendo que no parecía haber nadie a su alrededor que lo hubiera logrado. Luego empezó a trabajar en una finca distinta y conoció al dueño, David Aguilar, Zamorano Clase ‘94. “David me animó, y me dijo que cualquier cosa era posible si yo me esforzaba con mis estudios. Me dijo que Zamorano le había hecho posible a él manejar su propia finca y tener éxito. Con frecuencia me decía que algún día yo podría ir a Zamorano también.”

Los sábados, José viajaba 8 Km. en autobús a La Esperanza para hacer sus exámenes. También comenzó a asistir a clases gratuitas de educación para adultos impartidas por Susan Stone, maestra estadounidense retirada que coordinaba la escuela de extensión por radio y que también animó a José a aplicar a institutos de educación superior. Finalmente, José envió solicitudes a dos escuelas: una fue la Escuela Nacional de Ciencias Forestales (ESNACIFOR) en Siguatepeque, Honduras, y la otra fue Zamorano.

En noviembre de 2006 José visitó el campus de Zamorano. Hizo un recorrido de las instalaciones y habló con catedráticos y estudiantes. Aunque él sabía que deseaba asistir a la universidad, le preocupaba el costo de la colegiatura. Esa misma tarde el departamento de admisiones le habló a José sobre la Fundación Marfa, establecida en Barcelona, España, que busca jóvenes “sumamente talentosos” de comunidades rurales pobres para financiar becas de estudios superiores; José era un candidato ideal. Una semana después de regresar a su casa, recibió una carta de Zamorano ofreciéndole cupo en el nuevo grupo de estudiantes de primer año con una beca completa de la Fundación Marfa. Aunque José fue aceptado también en la escuela forestal, no fue un dilema para él. “Supe de inmediato cuando visité Zamorano que aquí es donde quería estar.”

La vida en Zamorano le dio algunas sorpresas; puesto que José nunca había asistido a clases tradicionales, le tomó un tiempo acostumbrarse a las “largas horas en las aulas”. Su materia favorita hasta entonces había sido economía porque: “te proporciona las herramientas para planear con anticipación”, y su catedrático predilecto era el profesor de economía, Dr. Oscar Zelaya de la carrera de Administración de Agronegocios (AGN), porque “él se asegura de que cada estudiante del grupo entienda las lecciones. Es muy generoso con su tiempo después de clase, si alguien necesita verlo”. Aunque José admite que encontraba la materia tan fascinante e importante que no le hacía falta ayuda adicional.

José planea graduarse en la carrera de Desarrollo Socioeconómico y Ambiente (DSEA), y su intención es llevar a cabo su pasantía (trimestre de práctica profesional) en el extranjero. Su primera opción sería ir a España y trabajar para una compañía que capta gas metano generado por la descomposición de estiércol de ganado. Para José es de suma importancia regresar después de graduarse a su pueblo natal, Yamaranguila. Desea utilizar los conocimientos y herramientas que ha obtenido para ayudar a las personas de su comunidad. “Hay mucha gente que necesita servicios básicos tales como electricidad y agua potable, y hay muchas personas que pueden trabajar y lo hacen arduamente aunque hay muy pocas oportunidades. Al mismo tiempo hay muchos lugares hermosos que serían buenos para el turismo, así como recursos naturales. Si alguien toma el liderazgo para guiar a la gente y enseñarle cómo usar el bosque y la tierra y también protegerlos, la vida de las personas mejoraría. Pienso que yo puedo hacer eso.”

Mientras tanto, en su pueblo natal, su hermano menor, Carlos, ahora de 18 años, también está trabajando como albañil. Pero Carlos pasa las noches estudiando por radio, utilizando los libros de José. Carlos tiene toda la intención de seguir, algún día, los pasos de su hermano mayor. José está muy orgulloso de él y cree que Carlos tiene buenas probabilidades de éxito. “Se necesita persistencia y determinación; es necesario tener un gran deseo de ser estudiante aquí, pero Zamorano abre puertas” – sonríe José y se corrige con un golpecito de los dedos en la sien – “tanto aquí, como en el mundo allá afuera.”

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